martes, 17 de julio de 2007

VAMOS A VERANO

"...antes, cuando íbamos a verano..."¿y como fué?-pregunto.
Durante toda la década de los cuarenta, y hasta bien entrada la de los cincuenta, a finales de junio, salían de los pueblos del Valle Valverde, cuadrillas enteras de gente joven que iban a "segar", o bien a tierra Zamora (tierra del pan), o a Segovia.
Cogían el tren en Zamora o en La Tabla, y depués de mil peripecias, llegaban al lugar de destino. Estaban unos cuarenta y cinco días, trabajaban de sol a sol, los hombres segaban, las mujeres apañaban las gavillas; ellos cobraban el doble que ellas




Casi siempre dormían en el campo, a cielo abierto y así un día y otro, con muy poca agua para asearse (los campos de cereal no están, precisamente cerca de los rios).
Cuentan que, por suerte, las más de las veces les daban bien de comer, pero cuando regresaban, habían perdido unos diez kilos de peso cada uno, lo cual era un pequeño inconveniente, porque, la comida en casa no era mucha y no era fácil recuperarlo.
Trabajo duro sin duda, eran malos tiempos para todo, se trabajaba mucho y se cobraba muy poco, pero nada había.
Mientras tanto en la casa familiar ¿quien segaba? pués los padres, algún hijo o hija demasiado jóven para salir fuera de casa y, a veces, hasta los abuelos.





Hacia mediados de los cincuenta comienzan las primeras máquinas segadoras y...¡ se acabó el salir fuera! ya no son necesarios ni segadores, ni apañilas; comienza una nueva época para los pueblos del Valle; ya casi estamos en los sesenta, pero aquí aún se siega con la hoz y se apaña con la mano.
Los hijos e hijas en edad de trabajar (doce o trece años) salen con los padres a segar a primeras horas de la mañana. Alguna hija queda en casa preparando el almuerzo:¡ Hacia las diez hay que llevarlo a los que están segando!





LA TRILLA

La trilla resultaba más atractiva qué la siega. Las eras estaban todas juntas, en un espacio común, y los vecinos se veían unos a otros. No era necesario madrugar mucho ya que con rocio no se podía trillar ¡había que esperar a que calentara el sol!.
Comparado con otros trabajos, este de trillar, no era de los peores, la gente cantaba, y cualquier niño-niña de diez o doce años podía subir al trillo y dominar bastante bien la pareja de vacas o mulas."Ten cuidado, trilla bien no vayas siempre por las mismas rodadas..."decían los mayores, y había que ver a esos niños como se esforzaban por hacer bien el trabajo.
Las más de las veces se comía en la era, pero lo mejor eran las meriendas: Hacia las seis de la tarde se iba con la merienda, que podía consistir en bacalao desalado crudo, hecho tiras blancas, aliñado con pimentón y aceite de oliva; para beber, un barril de vino fresco para los mayores, agua para los pequeños.
Podía ocurrir que viniese una tormenta, entonces, había que barrer y juntar la trilla rapidamente para que no se echase a perder, y era digno de ver como se ayudaban los vecinos unos a otros.
Todo el mes de agosto transcurría en esta faena de trillar y limpiar el grano.





LIMPIAR EL GRANO

El aire, el buen aire qué valía para limpiar, había qué aprovecharlo y era, precisamente, los domingos de agosto, entre las dos y las cuatro de la tarde, que siempre había "buen aire" de forma que la siesta se echaba a perder. Limpiaban una hora y...adios aire, desaparecía. "Será posible"- decía mi madre.
Hacia los sesenta empezaron a aparecer las máquinas de limpiar grano que si bien aliviaron algo el trabajo tampoco era muy descansado dar a la manivela continuamente.





A finales de agosto, normalmente ya se había terminado, solo quedaba almacenar la paja en el pajar; otro trabajo horrible: desde el carro o remolque, con la vienda de la paja, se iba echando por el bocarón al pajar; dentro del mismo dos personas, casi siempre menores, la pisaban y apretaban bien, pero: ¿y respirar? Lo recuerdo como algo muy duro, absolutamente odioso, y hoy considero, que muy malo para la salud.
La actualidad es, como todos sabemos, muy diferente.
En poco tiempo la cosechadora recoge el grano, y grandes rodillos de paja (las alpacas) quedan por un tiempo en las fincas, como testigos mudos de una cosecha.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo esto lo oi comentar siempre como un pasado reciente,esta bien como nta aclaratoria

Anónimo dijo...

Según dicen, los chinos 15 siglos más atrás ya utilizaban una especie de tolva y cajón de madera que dando manivela hacían caer grano, a la vez, funcionaba un fuelle que al soplar limpiaba el grano. Por un lado caía el grano y por otro salía la paja.

Anónimo dijo...

¡Hola Leo, cuantos recuerdos me ha traido esto del verano!la verdad es que era eso y mucho más.
La trilla era lo más llevadero, pero recuerda que antes de ir a trillar, había que ir a echar la "pozada", a regar del pozo, porque no existía el canal.
Me gusta que recuerdes todo esto, sigue así.Un beso.