lunes, 4 de febrero de 2008

DIAS DE MATANZA : 2ª PARTE



PRIMERA JORNADA: El día más importante

Cuando llegaba el día señalado, por la mañana, muy temprano, la chimenea empezaba a echar humo y en la cocina, la leña de encina y roble formaba un borrayo rojo y chisporroteante, que atraía como un imán. Arrimados a la lumbre, los potes de hierro donde se cocía el pistorejo, pucheros, cazuelas... De las llares colgaba un caldero grande de latón con agua limpia y caliente para lavar las manos y utensilios.
Fuera, las fuentes, arroyos, tejados, calles...todo estaba cubierto de una capa de hielo.
Poco a poco iban llegando los invitados, que ateridos por el frío acercaban las manos al fuego intentando calentarse; comían un bocado y comenzaba la tarea.



Lo primero era coger al marrano, que no era fácil, si tenemos en cuenta que a esas alturas pesaba más de veinte arrobas.
Tras muchas tiras y aflojas se lograba sujetar al cerdo con una soga, y llevarlo hasta el "Banco de la Matanza", y si difícil resultaba cogerle más difícil era subirle, pero al final se conseguía y recuerdo que, tanto a grandes como a chicos, este era el momento que menos nos gustaba, al fin y al cabo habíamos cuidado al cerdo y nos habíamos encariñado con él, pero así eran las cosas entonces.

Una vez que se sujetaba bien, el matarife se encargaba de clavar el Cuchillo Matancero buscando las cercanías del corazón, porque de esta manera se evitaba el sufrimiento del animal, moría antes y desangraba bien.
La sangre se recogía en un caldero nuevo de latón y, procurando que no cuajase se escaldaba rápidamente.
A continuación venía el chamuscado, con pajas de encaño, quedando negro, negrísimo. Ya chamuscado se lavaba bien, frotándolo con un trozo de teja árabe. Para las orejas y la boca: agua caliente, para el resto del cuerpo: agua fría.
Sin bajarlo del banco se "deshacía" con un corte longitudinal, desde la cabeza a la parte trasera para sacarle las tripas. Había que hacerlo con mucho cuidado para no romper las vísceras. Terminada esta operación, se le pasaba una "cornal" por el hueso que une los dos jamones y se colgaba de la viga "marrano" donde permanecía hasta el día siguiente.



Este era el momento de comer un bocado de morro, oreja y pata bien cocido, y que previamente se había reservado del año anterior. A continuación y antes de comer, se iba al caño a lavar las tripas, y se pasaba un frío tremendo. Algo más tarde, vendría el veterinario para analizar el cerdo, sin este trámite no se nos ocurría probarlo ¡ por si acaso!
Al atardecer, los niños-as que "estábamos de matanza" hacíamos una gran lumbre en la plaza,(¡por algo estábamos de Matanza!) a la que acudía todo aquel que quisiera.
Por la noche los mayores jugaban a la "Brisca", los pequeños al "Cinquillo".


SEGUNDA JORNADA: El Adobo y la Manteca

Volvía a comenzar en torno a la lumbre, comiendo "un bocado" para acto seguido bajar el cerdo y colocarlo sobre el banco. Comenzaba su despiece, separando los jamones, lomos, carnes...etc. Mientras se hacía el trabajo, se preparaban unas buenas hebras asadas a la lumbre, que en aquel momento eran una delicia. Sobre una lonja de piedra o de madera, se ponían en sal, jamones, tocinos y huesos.
El adobo para los chorizos, salchichones, costillares...etc lo hacía el ama de la casa, a base de pimentón, ajo y sal.



Por la tarde se derretía la manteca; era necesario: una buena lumbre con mucho borrayo, una caldera de cobre y, un gran cucharón de madera para remover. Una vez lista se depositaba en ollas de barro, donde al secarse quedaba cuajada, de color blanco puro, para sacarla con una cuchara cuando hiciese falta. La grasa que quedaba en la caldera, se utilizaba para, hacer los sabrosos coscarones, a base de pan migado azúcar o miel.



TERCERA JORNADA: Los Chorizos y Adobos

Estaba reservada a la familia más cercana. Se empezaba por la mañana, preparando la mesa de trabajo. La máquina que se había empleado para picar la carne, se preparaba ahora para embutir así como la cuerda para atar, la aguja para "picar" los chorizos ( para que saliera el aire), los baños, embudos de latón...etc.
El segundo plato de la comida siempre estaba formado por chichas fritas, para ver si estaban bien de sabor y de salado.
Había dos clases de chorizos: los "Buenos" hechos con la mejor carne, y los "Malos" hechos con la carne de la cabeza, vísceras escaldadas, carne ensangrentada...etc estos se utilizaban para el cocido.
También se embutían los lomos y se hacía algún botillo. Las cocinas ofrecían entonces una peculiar estampa, con los "varales" llenos de chorizos, lomos, tocinos...y un sinfín de ricas golosinas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, en mi pueblo, supongo que tambien en el tuyo pués era una costumbre muy generalizada, el segundo día de la matanza, la familia mostraba su amistad a parientes, amigos cercanos, persona necesitada... llevándoles una cazuela con un trozo de hígado, sangre y unas hebras.
Otro tanto ocurría con los coscarones que también se llevaba un plato para que probaran la golosina.
Mario

Anónimo dijo...

¡Hola ! En tu nuevo capítulo, veo que haces alusión al control sanitario que , efectivamente, en la época de la que hablas ya existía, de manera que la gente lo tenía totalmente asumido.
He visto este reportaje en la red y me he permitido ponértelo ya que puede esclarecer
dudas.
Coro

"...La triquinosis es una enfermedad causada por las larvas de un gusano redondo intestinal, Trichinella spiralis , que migran y se encapsulan en la musculatura. Es una enfermedad parasitaria producida por el nematodo Trichinella spiralis. En España, la mayoría de los casos se detectan en personas que han consumido carne de cerdo sin previa cocción, procedente de sacrificios clandestinos que burlan la vigilancia de las autoridades sanitarias. A pesar de que el parásito se halla por todo el mundo, es especialmente frecuente en Europa, Centro América y Norteamérica. En España, la incidencia se ha mantenido estable en los últimos años .

MEDIDAS SANITARIAS Y PREVENCIÓN
El principal problema que presenta la triquinosis en las personas es el consumo de carnes no controladas, lo que obliga a establecer un control exhaustivo de las explotaciones para evitar al máximo la presencia de roedores. Al mismo tiempo, se ha de garantizar que todos los animales que vayan a consumo sean controlados. Para aquellos que son sacrificados en mataderos el control es obligatorio y suele realizarse correctamente. De hecho, estas medidas sanitarias han hecho que el número de casos de triquinosis en humanos haya descendido, de tal manera que han llegado a desaparecer de la lista de peligros alimentarios que el consumidor conoce claramente. Todo ello es gracias a todos los servicios de inspección de carnes, que han demostrado ser eficaces en todos los países que los realzan de forma rutinaria..."

www.consumaseguridad.com/ciencia-y-tecnología/2006/06/20/23987.php

Anónimo dijo...

La arroba fue una popular medida de peso y volumen que tuvo su origen en la Andalucía previa al siglo XVI, cuando esta región española estaba influenciada por igualmente por la cultura latina y la musulmana. De hecho, la palabra viene del árabe "AR-ROUB" o "AR-RUBA", que significa cuatro (o cuarta parte) porque cuatro arrobas formaban otra unidad mayor (el "quintal"). Aunque se supone que esa medida pudo estar en uso desde muchos años antes, parece que la primera documentación escrita sobre la arroba hace referencia a la medición de las mercancías que eran transportadas en los viajes trasatlánticos que hacían ruta entre América y Sevilla (ahora la arroba vuelve a recuperar su vocación navegante, pero en el ciberespacio). Ya en aquella época se usaba el símbolo @ como "abreviatura" o suficiente expresión escrita de la medida. De igual manera, el símbolo era usado también para indicar el precio unitario, y así se usaba la arroba para referenciar el precio de cada medida ("arroba") de mercancía.
Luego, en casi toda Europa siguió utilizándose la arroba como medida, aunque en diferentes zonas implicaba una cantidad o medición distinta, y un sistema de divisiones también diferente. Todas estas medidas comenzaron a decaer a mediados del siglo XIX, cuando fue aprobado el sistema métrico, aunque los ambientes rurales siguieron usando sus respectivas arrobas tradicionales por muchos años más. El diccionario todavía reconoce la expresión "por arrobas" que significa "a montones.

Antonio Caravantes (antonio @ caravantes.com)

Anónimo dijo...

Tiene gracia la evolución de la arroba @. Efectivamente, era costumbre en todas las casas, pesar el cerdo antes de deshacerlo, para luego comentar y comparar el peso con el del vecino. Había cierta piquilla a ver que cerdo pesaba más.
Maria

Anónimo dijo...

¡Hola! ¡Que ricas las cortezas pringadas en la manteca! y las manzanas? suaves y blandas.
Para dar vuelta a la manteca y a los coscarones se utilizaba EL CUCHARÓN cuchara grande de madera, con un mango de casi un metro de largo. Normalmente era de fabricación casera, hecho por cualquiera de los muchos carpinteros que existían entonces, o por las manos artesanas de los "Galocheros" llegados antaño de Galicia.
Un saludo.
Angel