jueves, 6 de noviembre de 2008

OTOÑO: La estación del color





¡El otoño ha vuelto de nuevo! Otra vez el milagro del color, de la luz dorada, de las sombras alargándose casi hasta el infinito.
Cada vez me gusta más el otoño, y necesito salir al campo a llenarme de naturaleza, de color y de esa luz suave, que parece que acompaña al caminar.
Las choperas, que antes estuvieron verdes, y llenas de pájaros, ahora están doradas y silenciosas; si acaso un ligero vientecillo mueve sus hojas amarillas, pero en general, hay una calma dulce y sedosa, tanta, que el alma se sobrecoge al sentirla.



Las cigüeñas y la mayoría de las aves, ya emigraron, solo quedan en el Valle, gorriones, tordos y algunas tórtolas pero no se les ve ni se les oye, como la propia naturaleza, también ellos se recogen y se preparan para pasar el invierno.
Es el momento de recolectar los frutos. Las paneras y demás estancias de almacenamiento se llenan de manzanas, uvas, peras, membrillos, calabazas, pimientos...y curiosamente nadie se queja de este trabajo, la gente lo hace de buen grado; ¿es, quizás, el recuerdo de un pasado de cazador-recolector? ¿quizá nuestra memoria genética nos recuerda, que durante miles de años la raza humana sobrevivió recolectando bayas y, si había suerte, cazando alguna pieza de caza?




EN EL VALLE

Antes, como ahora, es el momento de preparar la tierra para la siembra. Hay que rastrillar, abonar y arar bien para sembrar el trigo. Es el tiempo de la "sementera"
Si todo va bien pronto nacerá; durante el invierno aguantará bien las heladas y se quedará quieto, como invernando, para al llegar la primavera inundar de nuevo los campos de verdor. Es el ciclo de la vida.
Todavía hoy, aunque ya mucho menos, es el momento de abastecernos de leña, para calentar la cocina durante las largas noches de invierno.



Antiguamente se veían grandes carretadas de leña, ya fueran de encina o roble.
El roble lo traían de las dehesas, principalmente del orcejón, daba gusto verlo, con sus ramas todavía llenas de hoja, marrón, casi dorada, cargadas de abuyacas grandes, y abuyacos pequeños con los que jugábamos a las canicas...Colocar las ramas en las tenadas era casi como un juego.



NOSTALGIA

No obstante, a pesar de toda esta luz y todo este color, algo tiene el otoño que nos produce una cierta nostalgia inexplicable, una suave tristeza por algo que se nos ha escapado, sin saber muy bien que es.
Hace muchos años alguien del Valle me dijo una vez: "el otoño sería bonito si no lo condicionara el invierno". En otro tiempo lejano, las casas no estaban bien preparadas para el frío y la crudeza de los inviernos impedía disfrutar de la belleza de los otoños.
Hoy ese temor al invierno ya no existe, y sin embargo, no podemos evitar la añoranza de los largos días de primavera y verano.
Pero la vida sigue, y todo pasa muy rápidamente, de modo que no nos angustiemos, porque sea cual fuere la estación del año, vivir, en si mismo, ya es maravilloso.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

El otoño que melancòlico,todo parece acabar caen las hojas de los arboles,los pàjaros emigran, la gente se recoge pronto en sus hogares, el sol tambien se recoge pronto, es como si todo nos empujara a recogernos en casa al calor del hogar, a mi me apetece un cafè calentito, un buen libro y por supuesto la calefacciòn al lado, pero todo es transitorio y nada màs pase la Hermosa Navidad,casi enseguida la naturaleza resurje con la hermosa primavera donde todo parece nacer de nuevo. UN BESO DE BEGO

Anónimo dijo...

Hola Leonides, soy de Villaveza de Valverde, pero vivo en Asturias.
Hace muy poco que he descubierto tu blog y te diré que me gusta mucho, porque aunque eres de Morales, has hecho algo para todo el Valle, tus recuerdos son comunes a toda la gente del Valle y creo que eso está muy bien.
Animo y sigue así, recopilando recuerdos que, si nadie lo remedia, caerán en el olvido.
Tu descripción del otoño es estupenda.
Un saludo.
José

Anónimo dijo...

¡Hola Leonides!
Me encanta como has descrito el otoño.
Yo, que también soy del Valle, no me parecía que los otoños fueran tan bonitos como tu los cuentas.
A partir de ahora creo que los miraré y observaré de otra manera.
Un saludo.
María

Anónimo dijo...

Jo ¡“los abuyacos! Ya no me acordaba de ellos y, además, siempre creí que era una palabra nuestra y ¡resulta que viene en el palabrero popular!
Aurora

Anónimo dijo...

este comentario es para Aurora:
Las ramas de leña, en este caso las del roble, también las llamábamos ganchas, y curiosamente ¡existe en el diccionario de la R. A.!

Anónimo dijo...

Yo soy asturiana y aunque el otoño en Asturias es diferente al de castilla tambien me identifico con tus opiniones, aqui llueve y tenemos siempre esa humedad que todo lo hace muy verde y los arboles sacan sus hojas secas y es tiempo de castañas asadas y de "maguestos" que rico con la sidra dulce todavia sin acabar de hacerse.Un beso BEGO

Anónimo dijo...

Me gustaria que alguien describiera mi pueblo como lo haces tu, todo parece mucho mas bonito y lo que no das importancia un paisaje que ves muy a menudo y no reparaas en èl tù lo haces parecer mucho mas bonito.Sigue adelante haciendonos ver las cosas diferentes y mas hermosas. M.B.S.

Anónimo dijo...

Gracias a tod@s los que me apoyáis. Vuestros mensajes me animan y os los agradezco mucho. A tod@s ¡Feliz Navidad!
Leonides G. Ferrero

dielda dana DINU dijo...

ASTURIAS- Feliz belleza !