viernes, 23 de abril de 2010

RECORDANDO A MIGUEL HERNANDEZ


Hoy, 23 de abril, día Internacional del Libro, he tenido ocasión de participar en un recital poético dedicado a Miguel Hernández; el poeta y dramaturgo español, nació en Orihuela en 1910 y murió, consumido por la tuberculosis, en el Reformatorio de Adultos, en la Cárcel de Alicante, en 1942.

Naturalmente, cuando participas en algún evento de este tipo, es necesario informarse, aprender, conocer algo más del personaje que tienes entre manos; se me ocurrió hacer una mini encuesta, preguntando al azar a distintas personas de edades comprendidas, entre treinta y cinco y cincuenta y cinco años, con un nivel cultural medio, que sabían de Miguel H.
La respuesta , básicamente, fue siempre la misma:


"...bueno, yo se que fue un poeta prohibido por el régimen, que murió en la cárcel siendo muy joven ...¿obras? pues casi no se decirte
¿Andaluces de Jaén?"
.
Y es que, efectivamente, a Miguel H. apenas se le conoce, yo misma le conocía muy poco
En estos días he descubierto que M. H. fue mucho más que un poeta: comprometido con él mismo, con su manera de ser y de pensar, un magnifico autodidacta, que a base de voluntad y esfuerzo llegó a ser un gran escritor.
Desde temprana edad, fue un lector incansable de clásicos, místicos, Gabriel Miró...En 1925 comenzó a escribir versos, y en 1932 a escribir el que sería su primer libro, Perito en Lunas, publicado en 1933. Miguel continuó escribiendo pero la confirmación y plenitud de su palabra de poeta le llegó definitivamente con la publicación, en 1936 del El Rayo que no cesa.
La raíz vital, cordial del libro, es el amor
Como cualquier ser humano buscó el amor, sufrió por él y lo manifiesta en muchos de sus versos, atreviéndose a expresarlo claramente, en contra, seguramente, de una sociedad muy restrictiva a ese y otros aspectos.

"...Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro
si no es tu voz, el norte que pretendo.
Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo."



En 1937, ya en plena guerra, aparecen entre otros, Viento del Pueblo muy diferente a lo publicado anteriormente, siente tremendamente lo que esta ocurriendo en España y anima, a luchar por la libertad, a tener coraje, a no inclinar la cabeza. Concha Zardoya lo resume maravillosamente:

"...más que un libro es esto: viento, alud de versos épicos, arengas, gritos, dentelladas, cólera, ternura, llanto. Todo lo que bullía a borbotones en el alma del pueblo, todas aquellas profundas raíces se hacen fruto, luz y estallido en estos poemas, que más que suyos son del pueblo. En ellos Miguel llora a los muertos anónimos, a Federico García Lorca, al niño yuntero, a los campesinos, a los hombres de la aceituna, al sudor de todos los trabajos...Sus poemas de guerra han sido escritos en el campo, en las trincheras...Miguel Hernández siente en carne y en espíritu la tragedia de España..."


"...Los bueyes doblan la frente,
imponentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
¡Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España..!."



Casi contemporáneo del anterior, El hombre acecha, comienza con una dedicación a Pablo Neruda; la soledad y la crudeza de la guerra, quedan bien reflejadas en poemas como "carta".
Más tarde escribiría Cancionero y romancero de ausencias, donde poco apoco, el poeta se va manifestando más amplio, maduro, excepcionalmente lírico:

"No te quiero a ti sola:te quiero en tu ascendencia
y en cuanto de tu vientre descenderá mañana.
Porque la especie humana me han dado por herencia
la familia del hijo será la especie humana"


La vida y obra de Miguel Hernández ha sido muy cuestionada, pero hay algo incuestionable: su obra, esa es la que nos habla del hombre que fue; yo solo me he limitado a exponer lo que más me gusta, porque, evidentemente es mucho más amplia


MIGUEL HERNÁNDEZ EN EL VALLE VALVERDE
Años sesenta : En la escuela no recuerdo para nada a Miguel H. Mucho más tarde, en Zamora cuando ya estaba haciendo Bachillerato, se enseñaba de paso, corriendo, y, por supuesto, leer poesía de él era impensable.
Hoy, a la luz de la historia una cosa está clara: ¡Es un disparate, un sin sentido, dejar morir a una persona, sea quien sea esta, solo porque tenga unas ideas diferentes a las nuestras, o porque no convenga a nuestros intereses.
En nuestra España de hoy, Miguel Hernández no hubiese muerto ni de tuberculosis, ni, afortunadamente, por cuestiones políticas.
BIBLIOGRAFÍA: HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA. Ediciones Orbis, S. A.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial Leo!!!.Recientemente he leído un reportaje sobre Miguel Hernandez..!Gran poeta y persona..Admiro a la gente que contra la adversidad lucha por sus sueños.Lo de ser cabrero, creo, como su padre no estaba destinado a él...Quería ser poeta.., leer y escribir.. y cuando por fin le llegó un poco de éxito y reconocimiento de su obra...la guerra civil le lleva por otros derroteros, pues el toma partido por el más débil, las injusticias..., el sufrimiento de la guerra..Mucha valentía has de tener para gritar libertad en tiempos tan bestias..Como poema, me toco estudiarlo en Cou, entraba en la selectividad...,y como dices lo había casi olvidado, gracias por refrescarme la memoria e interesarme de nuevo por este hombre...

Una abrazo.

Senda.

Anónimo dijo...

Maravilloso Leo.
Como siempre as acertado con recordar a Miguel Hernandez un poeta y dramaturgo con una especial relevancia, en la literatura, que practicamente desaparecio en la oscuridad. RECORDARLO ES UN DEBER

Un abrazo
Gabi

Anónimo dijo...

¡Hola Leo!
Me gusta mucho tu blog. Nos hace entusiasmarnos con tierras y costumbres diferentes, aunque similares a los pueblos de aquí. Revisas aspectos relacionados a la tierra, a lo autentico y sobre todo a lo que la gente no valora en primer lugar y son nuestros orígenes.
Gracias y besos
Ana Martínez

Anónimo dijo...

Hola guapa, nos parece muy interesante tu capítulo en tu blog; más de una vez me emocioné con sus poemas. Mi madre y yo lo compartimos, creo que tenemos casi toda su obra. Muchos besinos
Anina y Ana

Anónimo dijo...

¡Hola Leo! me gusta mucho tu blog. En este capítulo, has captado lo que la mayoría de la gente sabe de Miguel Hernández, has aportado información sobre él y, sobre todo, nos das una lección de tolerancia.
Por todo muchas gracias.
¡Feliz día del libro!
Estela.

Anónimo dijo...

Muy guapo Leo. La foto de la cabecera es muy bonita. Me gustan los clarooscuros
Muy buenas las reflexiones que haces.
Saludos.
Angel

Anónimo dijo...

Leo, lo he reenviado a mis amigas de Colombia: me encanta, porque reúne calidez, belleza, sencillez, y calidad técnica; y, por si fuera poco, desde las palabras de Miguel Hernández...
Mil besos.
Mage

Unknown dijo...

“El corazón es agua
que se acaricia y canta.

El corazón es puerta
que se abre y se cierra.

El corazón es agua
que se remueve, arrolla,
se arremolina, mata.”

Este pequeño poema de Miguel Hernández, refleja perfectamente su propia persona. Tienes razón en que no mucha gente conoce su obra, debido a las circunstancias, pero debería darse a conocer mejor, pues es un gran poeta, para mi gusto tanto o más que Lorca.
Un placer conocerte, aunque haya sido en el hospital.
Un abrazo.
Por cierto, agregué tu blog al mío.