DÍA DEL LIBRO

Ya han pasado trece años desde que la UNESCO, haciendo coincidir esta fecha con otros hechos importantes, relacionados con M. de Cervantes, W. Shakespeare y otros escritores, declaró el día 23 de Abril de 1996 como Día Internacional del Libro. En 2008 se celebró en más de un centenar de países.
El día 6 de Febrero de 1926 se publicó en España un Real Decreto declarando esta fecha como Fiesta del Libro Español, claro que por entonces, pocos eran los españoles que podían disfrutar de la lectura.



RECUERDOS DE UNA ÉPOCA: 1955-1975

Pocos, muy pocos libros existían en los hogares del V. Valverde; en mi casa había dos y los leíamos una y otra vez, a veces y a petición de los padres, en voz alta. Dos libros y algunas novelas de vaqueros formaban toda la biblioteca familiar.

En la escuela, solo recuerdo El Quijote, y sin embargo, fue suficiente para irle tomando gusto a las palabras escritas; leíamos por turnos y de viva voz; allí aprendí a entonar bien, a distinguir un punto de una coma, a conocer la diferencia entre un signo de interrogación y otro de exclamación.

Fue pasando el tiempo, llegó la adolescencia, y con la lectura descubrí las sensaciones, me impactaban, las sentía mías, las interiorizaba: las letras, las palabras, tenían vida, trasmitían sabores, colores... así, decir "dulce como la miel" era casi como sentir el dulzor en la boca, o "...rojo como una cereza" ¡yo conocía muy bien el color de esa fruta! Aquellos caracteres impresos sobre el papel me parecían, y me parecen, muy bellos. Y fue a partir de aquí que ya nunca dejaría los libros y, he sido muy afortunada, ya que siempre he podido estar rodeada de ellos.
Mucho más tarde, cuando yo ya no estaba en el pueblo, un día a la semana, empezaron a venir los bibliobús ¡Ahora ya era posible disfrutar de algún libro más!





La vida siguió su curso y, en algunas localidades como Pueblica de V. hubo intentos por parte de algunos maestros hijos del pueblo, de formar algunas bibliotecas de uso público, y que sirvieran además de sala de estudio para los niños, pero el proyecto, que nació con muchas trabas, pocos adeptos y unos escasísimos recursos económicos, fracasó.
Por otra parte, las escuelas comarcales empezaron a aglutinar a los niñ@s, y las poblaciones quedaron solas, ya no había ni recreo, ni maestros, ni se respiraba el aire maravilloso de la enseñanza, solo un sentimiento de abandono y soledad.



En la actualidad, en la mayoría de los pueblos del Valle, no hay espacios que propicien tareas, actos, relacionados con los libros, a sabiendas de que esta es una actividad muy recomendable para la buena salud mental.
En cuanto a la Enseñanza, Pueblica cuenta con seis niños, y esperan aumentar el número, que mantienen abierta una pequeña Escuela y, no se, pero se respira un aire diferente a los pueblos que no la tienen. Hace muy pocos días Resu, me enseñaba con orgullo, dos libros-documentos que pudo rescatar del olvido y total desaparición.
En un día como hoy, podríamos pedir muchas cosas, pero solo una pediremos ¡ Que los libros sean un bien social, que puedan llegar a las manos de todo aquel que lo desee, sin distinción de raza, sexo o condición!