LA ERMITA de Villaveza : un pasado casi reciente.

Hace aproximadamente dos años, nos encontrábamos en Villaveza con motivo de un funeral y, al terminar el acto preguntamos a Vicente García, el sacristán desde hace muchos años, por la ermita( la que está en la plaza). Vimos el templo por dentro, escuchamos su relato, y yo me prometí a mi misma que algún día lo traería al blog.



En febrero de este año recibí un correo de la UNED de Zamora en el cual me preguntaban si yo tenía algún dato sobre obras de indianos:

"...Si tuvieras cualquier dato (documentación, correspondencia, obras realizadas por indianos) de la Zona de Valverde te lo agradecería mucho".
Me acordé de lo que Vicente nos había contado, y fui recabando información, de modo que, e aquí la historia de esta ermita.
A comienzos del S. XX( 1920?) dos jóvenes: Juan, de Pueblica de Valverde y Agapito de Villaveza, (¿ya ordenados sacerdotes?), deciden emigrar para Argentina, ¿qué les movió a ello?


Según testimonios de los que todavía viven y les conocieron, se establecieron allí, ejercieron el sacerdocio y, a lo que parece hicieron un pacto entre ambos que cuando uno de los dos muriera, el otro regresaría a España, al pueblo, y con el dinero ahorrado construiría una iglesia...de esto nos habla Alberto, un hijo del, también emigrante Esteban, que fue reclamado por ellos y allí echó raíces:

"...de los sacerdotes, Juan y Agapito, solo recuerdo haber estado en su casa de barrio Flores en Buenos Aires. Fui con mi madre, siendo pequeño, por eso es poco lo que recuerdo. Vivian en una casa humilde y ejercían su sacerdocio en el mismo barrio. La vivienda estaba ubicada en la calle Castañon. Yo tenia conocimiento de que al morir el padre Juan, el padre Agapito volvía a España a Villaveza a cumplir su promesa. Es todo lo que recuerdo"




Otro testimonio interesante es el de Arturo, de Pueblica de V. que siendo él muy pequeño le conoció y tuvo contacto con él, pero cuado ya estaba en Villaveza:
"...de lo que yo me acuerdo, la Ermita de Villaveza, fue construida por Agapito, que falleció en dicho pueblo. No se el año, pero hace muchos. Me acuerdo que tenia mucha amistad con mi padre.
Le llevábamos nosotros el carbón, cuando hacíamos las carboneras. La señora que le atendía era de Santa Croya de Tera. Cuando vino mi tío Esteban de la Argentina fuimos muchas veces a verle y allí comíamos con ellos un cocido muy rico que siempre nos hacia.
Este sacerdote, había estado muchos años por Argentina, con otro llamado Juan, de Pueblica de Valverde. Entre ellos habían hecho un pacto: Después de que uno de los dos falleciera, el que quedara, regresaría a España y con el dinero que habían ahorrado, construiría una ermita en el pueblo, bien en Villaveza o en Pueblica. Y así lo hizo Agapito, que fue el que pudo regresar. El solar donde esta la ermita de Villaveza, era propiedad del mismo sacerdote; si hubiera quedado Juan, tenia previsto hacer la ermita en un solar que él mismo tenía en el pueblo.
¿Cuanto dinero tenían, y a que se dedicaban en la Argentina? Ya no estoy seguro, pero se que tenían parroquias que ellos mismos administraban y muchas donaciones de los potentados de aquellos años".



Así pues, Agapito regresa a España y decide construir una nueva ermita, en un solar de su propiedad, en la plaza, donde ya existía otra muy pequeña y prácticamente en ruinas. Existía también un gran pino. Derribaron el viejo templo, y el pino sirvió para la techumbre del nuevo. Anuncia, de Villaveza, nos habla de ello:

"... la antigua ermita estaba donde esta ahora la plaza y la fuente; era muy pequeña y muy vieja, la derribaron y levantaron la actual; la mano de obra se, que la puso el pueblo a yera , pero el dinero, no se quien lo dio , no creo que la gente lo tuviera".

Agapito aportó el dinero y se encargó de buscar y contratar los albañiles que eran de Calahorra y la gente del pueblo contribuyó, aparte de con toda la mano de obra necesaria, con los carros y bueyes que habrían de traer del altar mayor de Pueblica, toda la piedra necesaria para llevar a cabo el proyecto.

El templo es muy modesto y ha tenido que ser reformado pero, sin duda, lo más interesante es su historia, que se intuye, llena de ilusión y muy apasionada. En la parte frontal, lo que podría ser la espadaña, se puede leer: 1950 y más abajo, sobre la piedra, una patena en medio de las palabras Laus- Deo.
Todavía existe una pequeña puerta por la que se puede entrar y ver lo que queda del "huerto del cura" aquella pequeña tierra, que según Vicente estaba siempre muy bien cultivada, hoy en día cubierta de malas hierbas y restos de algún objeto personal, que atestigua que no hace mucho tiempo allí vivió alguien, según parece muy querido por todo el pueblo.