SAN PEDRO DE ZAMUDIA. La música y el baile a comienzos del S. XX

Desde tiempos remotos, la música ha estado siempre con el ser humano ayudándole a manifestar sentimientos, ya sean de alegría, de dolor o de gozo.
De ello dan fe, civilizaciones tan diversas como la egipcia, la china o la japonesa por nombrar algunas.
Los griegos de la época clásica desarrollaron en gran medida muchos campos de estudio, entre otros: la música. Para ellos era muy especial y por ello la tuvieron muy presente en sus vidas: cantaban en bodas, funerales, nacimientos y demás ceremonias religiosas. La encontraremos siempre ligada a la poesía y a la danza.





En uno de los primeros capítulos de este blog ya hablé algo sobre la música, (Pueblica de Valverde: La música) la que existía en los años 50/ 60.
Ahora, vayamos a San Pedro de Zamudia al comienzo del S. XX.
Poco queda de lo que un día fue este pueblo que, 1943 por ejemplo, entre chicos y chicas, hubo más de catorce quintos, y cada domingo, fiestas, bodas, matanzas...se formaba un baile de más de cien jóvenes, más los adultos que también participaban en él.
Hace unos días, en Morales, Ángeles C. me decía:" te acuerdas de Cecilio" evidentemente, ni ella ni yo le conocimos en los tiempos que nos ocupan, pero si tenemos buenas referencias: ¡en casa nos lo han contado una y otra vez!




Cecilio fue el hombre que se encargó de amenizar, alegrar y proporcionar baile al pueblo durante muchos años. Armado con su tambor y una pequeña trompeta, era el encargado de alegrar fiestas, nacimientos, bodas...se colocaba delante de los novios de camino, y a la salida de la iglesia y ¡ala! ¡viva la música, la alegría y el baile!
Los domingos, por la tarde, hacían el baile en la plaza, pero en el invierno, si había barro, subían a la parte alta del pueblo, a la Reguerona, donde la escuela, más abrigada y soleada; por entonces no había luz eléctrica, ni asfalto.
Hacia 1973, ya no era Cecilio, pero aún había juventud, y para las fiestas contrataban los servicios de músicos muy modestos, pero poco a poco, esta moda fue cobrando un gran auge, de forma que las orquestas mejoraron, no solo aquí, sino en todos los pueblos del Valle, dando lugar a un gran movimiento de gente joven, que iba de un pueblo a otro para la fiesta.




Pero también por estas fechas comenzó la emigración,(siempre emigrando) principalmente de jóvenes, hacia las ciudades, buscando mejores condiciones de vida; los pueblos comenzaron a quedar sin gente, totalmente despoblados, desprotegidos y solos.
En 1971 S. Pedro de Z. tenía 320 h.(y no fué esta su mejor época) y en uno de los últimos censos 89 h. En la actualidad apenas queda gente; del pasado y para el recuerdo, quedan, en la fiesta mayor, la música antes, durante y después de la misa, alguna exhibición de bailes y trajes regionales y poco más.
Realmente a nadie le ha interesado, ni este, ni el resto de los pueblos del Valle. Solamente se acuerdan de ellos cuando llegan elecciones y hay que votar, entonces si, entonces se acuerdan de que existen, y ocurre que la persona a la que han votado no va a los plenos, no aparece por el pueblo y, por supuesto, no conoce para nada a sus votantes ¿puede haber mayor contradicción?